En 2018 me mudé a México.
Crecí en Japón, en una familia de artesanos del tejido, y desde niña estuve rodeada de ese profundo respeto por la calidad y de una forma de crear que siempre consideraba la sostenibilidad como parte esencial del proceso.
Al llegar a México, comencé a sentir un gran orgullo por ese espíritu japonés de hacer las cosas bien, y nació en mí el deseo de compartirlo con más personas.
La joyería ha acompañado a la humanidad desde la antigüedad, siendo un elemento cercano que se integra de manera natural en cualquier estilo y momento de la vida.
Lo que curamos son piezas que fusionan la funcionalidad y la excelencia del “Made in Japan” con un diseño atemporal.
Joyas que, aunque simples, irradian una presencia serena y refinada, capaces de integrarse con naturalidad en el estilo de vida de quien las porta, trascendiendo épocas y tendencias.